Te has preguntado si ¿Está contento tu público?
Aplicar una encuesta de satisfacción a tus clientes puede
servirte:

Permite “pulsar la salud que tiene la relación entre la
empresa y sus clientes”, define Alejandro Ylla, socio-director de Avantium
Business Consulting y profesor colaborador de la empresa Esade.
Analiza al usuario.
El objetivo, más allá de profundizar en el perfil y comportamiento del público, es muy concreto: analizar su experiencia como
usuario y, a partir de ahí, elaborar las estrategias de marketing y desarrollo
de productos más adecuados para aumentar su satisfacción. “Conocer cómo
perciben nuestros clientes el trato que se les dispensa, la calidad y la gama
de nuestros productos, el servicio postventa y otras variables del ámbito
comercial y de marketing, es una cuestión clave”.
“Estas encuestas tienen una importancia indiscutible” y son
útiles “para todos los negocios en los que la satisfacción del cliente
condicione las ventas futuras, con independencia de su actividad o canal, tanto
en mercados industriales como de consumo”.
Según expertos, la principal motivación para realizar estos
estudios debe ser la existencia de “un problema de marketing o ventas que
hayamos identificado y podamos mejorar”. Aunque también suelen utilizarse “en
situaciones de cambio como el comienzo de un nuevo proyecto, lanzamientos de
productos o el rediseño de la web”, afirma Sonia Rodríguez, innovation & UX
research lead en Gowex Mobile-ideup. “Si el estudio se hace bien, los
resultados pueden ser espectaculares”.
Fidelización.
“La empresa podrá desarrollar acciones para
incrementar la satisfacción, mejorando la calidad de producto y de servicio, la
experiencia de compra y el valor ofrecido. Esto redundará en un aumento de la
fidelidad y de la recomendación positiva”.
Reducción de costes. “Si se detecta que la empresa está
gastando dinero en atributos que el cliente no valora, se puede decidir
eliminar las actividades asociadas”.
Método científico
Es cierto que, en ocasiones, no se alcanzan los objetivos por
errores en el diseño del cuestionario, la muestra y el análisis de los datos.
Sucede “en las encuestas lanzadas en masa, sin controlar el número ni perfil de
los encuestados: no podemos estar seguros de que los resultados representen a
nuestros usuarios”, señala Rodríguez.
Para conseguir resultados fiables, se puede recurrir a
expertos externos, o bien documentarse sobre los métodos de muestreo y
medición, tarea a la que anima el profesor de EAE, pues “el análisis
estadístico que utilizan las aplicaciones online de creación de las encuestas
es sencillo y se puede encontrar en cualquier manual”.
No obstante, la experta de Gowex-ideup recomienda
complementar estos estudios con “otras técnicas online que nos ayudan a inferir
patrones de comportamiento, sobre todo en el caso de un e-commerce, como Google
Analytics (número de visitas, flujos de navegación, visitantes únicos,
porcentajes de rebote), MouseFlow y Clicktale (tiempo medio y porcentajes de
scroll, movimientos de ratón y clic)”.
En muchos casos, los problemas surgen a la hora de extraer
las conclusiones y tomar las medidas correspondientes. A veces, “porque las
empresas no saben vincular los resultados de los estudios con sus procesos”,
considera el directivo de Avantium, que recomienda, en esas circunstancias,
encargar la investigación a expertos que diseñen un plan de acción. En otras
ocasiones, el fallo está en que “no existe una voluntad real de mejora o cambio
y los informes con los resultados se quedan en un cajón”.
¿A qué clientes preguntamos?
Conviene dirigirse a clientes con diferentes experiencias y
comportamientos. “De los buenos, podremos saber cómo nos perciben y por qué
creen que lo hacemos bien. De los malos, además de cómo nos ven, por qué están
descontentos y aquellas cosas que a menudo se nos pasan por alto porque nos
creemos los mejores”, aconseja Altarriba.
Negocios B2B.
En estos casos, es más sencillo realizar
encuestas porque “se dispone de listas de clientes y porque su número suele ser
menor”, con lo que se puede plantear la posibilidad de hablar con todos,
explica Altarriba. En cuanto al formato, “es posible prescindir de los
cuestionarios cerrados y optar por una técnica con preguntas abiertas en las
que los clientes se puedan explicar sin límite”.
Elegir el formato.
La forma de contactar con los encuestados
y recoger sus respuestas dependerá de factores como su número y localización
geográfica, el presupuesto destinado a la encuesta y, sobre todo, los datos de
que dispongamos sobre los clientes. Estos son los formatos más recomendados:
Presencial.
Tienen un índice de respuestas más alto y no
requieren los datos identificativos de los clientes. Su coste es más elevado.
On line.
Altarriba opta por esta opción “si no disponemos de
recursos para costearnos una encuesta presencial”. Ylla destaca la buena
relación coste-beneficio.
Otras.
Las telefónicas son caras y su índice de respuestas es
bajo. Las postales “son más dilatadas en el tiempo”, añade Altarriba.
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